Desde el sur de La Pampa, Sebastián Cavagnaro elabora un nuevo integrante de Cabernet Franc

Con una visión sustentada por el espíritu pionero, en el 2001 Bodega del Desierto comienza a trabajar en la parte norte de la Patagonia, en 25 de Mayo, región del Alto Valle del Río Colorado. Allí, después de interpretar la zona, comienza a plantar las primeras vides de Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Merlot, Syrah y Chardonnay.

En 2003 se agregaron los varietales Malbec, Pinot Noir, Sauvignon Blanc y Viognier, llevando el viñedo a una superficie total de 140 hectáreas. También en esos años se sumó Sebastián Cavagnaro, quien además de ser el responsable enológico de la bodega, hoy también está a cargo del nuevo desarrollo edilicio que además de incluir la ampliación de la bodega, suma también un área de turismo, desarrollo de espacios verdes y comodidades para el personal.

Hoy, a más de 15 años de la primera cosecha allá por el 2004, Sebastián sigue superando sus propios desafíos con nuevos desarrollos como un Pinot Noir para la línea de Desierto Pampa, que promete mucho y otro nuevo desarrollo de una de sus cepas favoritas como es el Cabernet Franc.

Nos cuenta Sebastían, que en este momento tiene dos Cabernet Franc elaborados como tintos, uno de la línea Desierto 25 y el otro de la línea Desierto Pampa. \”Lo que buscamos en el primer caso es un Cabernet Franc más al estilo frutado, con frutas maduras y combinación de flores, con un leve pasaje por madera\”.

En el otro caso, el Desierto Pampa Cabernet Franc, proviene de un viñedo que tiene un raleo, una producción de 4.000 a 5.000 kilos por hectárea, con una cierta concentración desde el viñedo y que se elabora con el sistema tradicional, tiene un paso de 18 meses en barricas, francesas y americanas, de distintos estilos, tanto nuevas como usadas. \”Este vino ya pasa más por un estilo de fruta madura con algo de mineralidad, y como en esta zona hace mucho calor las notas de pimientos desaparecen muy rápido\”.

Nuestras condiciones agroclimáticas son de poca lluvia y vientos constantes, lo que supone una sanidad permanente en el viñedo. Esa es la principal característica, por otro lado los suelos son pobres, lo cual significa pocos nutrientes, entonces el manejo de la nutrición del suelo y del agua está en nuestras manos y de esa manera vamos controlando el vigor de la planta. Eso nos favorece mucho. Al viñedo no hay que curarlo nunca, con lo cual es prácticamente orgánico.

El espumante y el nuevo blanco de Cabernet Franc

Esto comenzó hace algunos años cuando no había casi Cabernet Franc en la Argentina y nosotros fuimos unos de los primeros en hacerlo puro. Tengo entendido que es la primera bodega que sacó medalla de oro en Bruselas de Cabernet Franc puro, en el año 2013, y a raíz de eso nos motivamos muchísimo y empezamos a trabajar en distintos perfiles y productos de Cabernet Franc. Hoy contamos con un vino rosado, el espumante champenosie, los dos tintos y en un par de meses sacaremos un vino blanco tranquilo también de Cabernet Franc. Sin dudas que esta uva se adaptó muy bien a esta zona y nos permite tanta versatilidad y puntos de madurez que nos viene muy bien.

Y con respecto al espumante debemos llevar unos cinco años desde su lanzamiento, está elaborado tradicionalmente (método champenoise), y permanece un año sobre lías. Es un espumante Extra Brut con 9 gramos de azúcar y tiene un perfil de cierta complejidad con notas de frutas blancas y algo floral. La gente lo busca y tenemos muy buenas referencias. Hace poco tuve el agrado de que Norberto Richiardi me dijera que le había gustado mucho y esa voz autorizada significa que vamos por el buen camino.

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