Vino del mes: El nuevo equipo enológico de Altos Las Hormigas, nos presenta Terroir Malbec 2016

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Estrenando nuevo equipo enológico, este mes te presentamos Altos Las Hormigas Terroir Malbec 2016. Y además te contamos como quedó organizado el nuevo equipo responsable de continuar con la filosofía de los \”grandes vinos de terroir\”.

El Testigo

El primer integrante que te presentamos es Luis Gómez, quien ingresó en 1998 con solo veinte años. Arrancó como obrero de viña, también asistió en la construcción de la bodega desde su apertura, para en poco tiempo, ascender a la posición de encargado de bodega. Luis es el fiel testigo de la memoria histórica de los primeros pasos de Altos las Hormigas.

 

El toque femenino

En Altos Las Hormigas las profesionales mujeres tienen una representación mayoritaria abarcando comercio, comunicación, administración, enología y agronomía. Ana Wiederhold, segunda enóloga de la bodega, aporta profesionalismo y orden al equipo de enología. Con su experiencia de varios años en bodegas prestigiosas de Mendoza, se ganó rápidamente la confianza de Alberto Antonini.

 

La responsabilidad de un jóven talento: Federico Gambetta

Conversamos con Federico, y esto nos decía: Me incorporé a Altos hace un mes; estoy a cargo de todo el equipo enológico. En mi caso vengo de trabajar en el equipo de Bodegas Caro, de Catena Zapata y Rothschild. Fui responsable de toda la parte de enología de la bodega y trabajé ahí durante seis años y antes en Catena Zapata, en los viñedos y en bodega.

El equipo enológico de Altos Las Hormigas cambió y ahora estoy a cargo de todo el departamento, del que es parte Ana Wiederhold, que es mi segunda enóloga (antes era parte de Flichman) y está desde enero de este año. Luis Gómez, por su parte, es el encargado de bodega y hace como quince años está en el proyecto, es nuestra memoria y es clave en el funcionamiento.

 

A Altos lo divido en dos: una parte de gestión y otra de vinos. En la primera tengo dos pilares, uno es el trabajo en equipo con alto desempeño y hacer una enología del siglo XXI, sumamente preventiva, de tecnología de alta eficiencia. Por otro lado, al triple impacto normal que todos conocemos, ambiental, social y económico; yo le sumo el cuarto, que es el personal y es que las personas sean felices cuando y donde trabajan. Creo que cuando uno está bien haciendo lo que hace el resultado es positivo siempre. Si el equipo está bien comandado y está bien alineado es cuando uno se potencia al máximo. Con un norte claro, los resultados pueden ser alucinantes. Y esa es mi primera pata de filosofía de trabajo.

Con respecto a lo técnico o más enológico, soy ingeniero agrónomo y tengo una maestría en agro negocios, y siempre pensé a un vino como un proceso y creo que uno tiene que ser un experto en cada una de esas partes. La maestría me dio conocimientos sobre la gestión y la agronomía, además de mi experiencia en Catena y Rothschild, que me formaron desde lo enológico.

Creo que si uno quiere hacer un buen vino tiene que saber de viñedos y viceversa, también gestionarlo y venderlo; creo mucho en la calidad integral de las cosas y del vino. Obviamente en eso estoy muy alineado con la visión de Altos: el vino se hace en la viña, en la uva, en la tierra.

El desafío como enólogo es mantener esa calidad que está en el racimo, y  que llegue lo más intacto posible a la copa del cliente.

En Altos, mi intención y aporte es que la calidad se potencie al extremo, con un trabajo muy interesante y bueno de suelos, de micro-terroirs, de parcelas. Tenemos el equipo, las herramientas y es momento de hacerlo. También considero que hay que apuntar a la mejora continua siempre y tengo muchas ganas de innovar a través de proyectos nuevos que están dando vueltas para el mercado.

La idea es patear un poco el tablero, algo que al nuevo mundo le hace falta: volver a las raíces de la enología argentina, mendocina, a variedades cultivadas hace años que se han olvidado, potenciarlas y me parece que desde ahí, la innovación es clave. También trabajo con Alberto Antonini, que es una eminencia, y Pedro Parra, por lo que hay un respaldo muy fuerte en lo técnico.

Queremos crecer, romper con los límites y potenciar al extremo la calidad de cada parcela de uva que tenemos en nuestro viñedo para llevar a Altos Las Hormigas, con sus dos líneas, Colonia Las Liebres y Altos las Hormigas, bien arriba, a lo más que se pueda y seguir siendo como siempre ha sido la empresa y la bodega, reconocida por sus vinos de terroir. Ese es el lineamiento claro.

Altos Las Hormigas Terroir Malbec 2016

Mi apreciación con respecto al terroir Malbec 2016, es que es un vino que tiene una tomabilidad extrema. En bodega decimos que es una botella que cuando se abre, se termina. Esa es su gran cualidad. Algo más técnico es que en nariz conviven creo que perfectamente notas a frutas rojas, frutilla, ciruela y mineralidad. Esos dos descriptores se potencian muy bien en este vino. En boca lo noto tenso, que la fruta se mantiene y tiene una acidez que no molesta sino que acompaña y es la gran responsable de volverlo un vino fabuloso. También es llamativo que un vino que lleva cuatro años mantenga esas propiedades, y creo que es un vino de gran ejemplo para el Valle de Uco.

COSECHA 2016
Fría y lluviosa primavera, una estación con temperaturas medias bajas, muy atípicas para Mendoza. El frío primaveral influyó mucho en la brotación y en la cuaja de los pequeños granos, que también se vieron afectados por las lluvias. La maduración de las uvas fue mucho más lenta que en años anteriores, retrasando la fecha de inicio de cosecha casi en un mes. Fue una cosecha baja en rendimientos, con mermas de alrededor de un 40%, pero de gran calidad y concentración en los vinos.
Este año más fresco fue favorable para lograr el estilo de vinos que busca la bodega: vinos con frescor, balance, de gran bebibilidad y carácter de lugar. Fue una vendimia llena de grandes desafíos, nuevas lecciones y mucho aprendizaje… 2016 ha sido y será una vendimia memorable.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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