En el marco de la reciente adquisición de la bodega familiar Melipal, por parte del holding ruso SPI Group, que ya había desembarcado en el 2011 con la compra de Achaval Ferrer, conversamos con su enólogo Gustavo Rearte sobre los objetivos que la empresa persigue a partir de la compra de la bodega de Agrelo.
Además, Gustavo hace un repaso por las características de los vinos, terruños y viñedos de la casa de Perdriel, fundada en 1999 por Manuel Ferrer Minetti (ex directivo de la cementera) y Santiago Achaval, junto a dos socios italianos Roberto Cipresso y Tiziano Siviero.
Por Jorge Cabrera
¿A qué se debió la compra de Bodega Melipal?
Había llegado el momento donde necesitábamos y buscábamos una expansión progresiva en cuanto a la producción que teníamos. Sentíamos que hacer una inversión en el edificio histórico de Achaval Ferrer en Perdriel no iba a ser suficiente, ni tampoco era lo deseado. Entonces, la idea fue buscar una bodega por la zona, donde se pudiera aumentar la producción a cinco años y lograr que la interconexión entre ambas bodegas fuera cercana y rápida. Se encontró esa bodega –hoy en proceso de transformación para renombrarla como Achaval Ferrer- con una capacidad de tanques de 700.000 litros, y configurada para ser ampliada hasta un total de 1,2 millones de litros.
¿Cómo queda conformado el equipo con esta expansión?
Esta expansión nos llevó a que el equipo se fuera reconstruyendo. Cecilia Moretti pasó a ser la nueva enóloga de Achaval Ferrer Agrelo; y el ingeniero agrónomo Leopoldo Gómez tomó la posta de esas 70 hectáreas que teníamos en un comienzo como Achaval Ferrer. Acá hay 150 hectáreas y estamos abocados, principalmente, en aumentar el área y la calidad de vinos a producir; sabiendo que Melipal contiene un viñedo en calle Cobos, plantado en 1923. Justamente, el foco del grupo, al adquirir la bodega, fue ese viñedo de 25 hectáreas.

En nuestra visita degustamos entre otros vinos, la línea Fincas 2016 (100% Malbec)
Finca Mirador: un viñedo plantado en 1921, el vino que más nos sorprendió por la ubicación del viñedo, que está en la Región Medrano alta, sobre el margen oeste del río Tunuyán a 700 msnm. Con suelos de origen aluvional, capa superficial, limo – arcillosa de 80 cm, y capa de canto rodado (arena y piedra).
Finca Bella Vista: el más antiguo, del año 1910 a 890 msnm. Está ubicado en la Región Perdriel alta, sobre el margen sur del Río Mendoza, de suelos aluvionales, con una delgada capa superficial limo-arenosa de unos 40 cm; y luego otra capa de canto rodado, lo que le permite un buen drenaje.
Finca Altamira: a 1050 msnm, es un viñedo de la Consulta, Valle de Uco, que fue plantado en el año 1950 y está ubicado a 20 metros del río Tunuyán.
Poniendo la lupa en Finca Mirador
Finca Mirador nace en 2002 – 2003 con una irrupción en Medrano (Junín), en donde nos encontramos con un viñedo que fue plantado en 1921 y, desde esa época, ya estaba perfilando un terruño que nos daba un malbec diferencial de los otros que teníamos (Finca Bella Vista, Perdriel, y Finca Altamira, La Consulta).
Es especial el perfil que tiene ya que es poco tradicional en los malbecs que conocemos de fruta roja y negra. Acá se trata de un malbec más volcado a las especias, al perfil de profundidad en nariz y, sobre todo, un malbec que en boca, contiene una acidez natural muy elevada, propia del manejo que hacemos en producción (cerca de los 2000 kg. por hectárea). Otro diferencial también lo da el suelo del que proviene, sin dudas ayuda a conservar y a potenciar la frescura y con el tiempo, prevalecen esas notas de especias y fruta negra que lo hacen un malbec único.
¿Qué proyecto tienen con respecto la presentación de las tres fincas?
Cuando hablamos de estas tres fincas no hablamos de malbec, sino de apelación Altamira, apelación Bella Vista y apelación Perdriel. Entendemos que la mejor forma de explicarlo es que los tres vinos vayan juntos (caja por tres) y que el consumidor entienda que no hacemos referencia a la uva, sino al suelo, al clima y a las viñas viejas que datan de 1910 al 1950 y que generan una característica única.
Desde que se creó la bodega hicimos foco en el terruño
Sentimos que desde que se creó la bodega hicimos foco en el terruño, en el lugar, en el punto exacto donde se produce el vino y eso trasciende así sea malbec, merlot, cabernet sauvignon o cabernet franc. Creo que debemos seguir comunicando que, a pesar de los varietales, el diferencial es el lugar donde están plantados y las características de las plantas; según sean más jóvenes o más añosas. Lo que queríamos como empresa era justamente mostrar esa característica, esa combinación tanto de suelo y de clima.
¿Qué significa para vos Achával Ferrer?
Es el respeto por una ideología de 22 años. Una bodega que, desde su comienzo, trató de expresar una nueva capital del vino, como es Mendoza y lo hizo bajo sensaciones, texturas y expresiones del viejo mundo. Creo que siempre, desde nuestra concepción del viñedo, el trabajo con viña vieja, nuestra forma de elaborar y nuestra forma de comunicar el vino, hemos mantenido la ideología de la empresa. Hoy estamos –de a poco- ajustando algunos parámetros necesarios para que el vino alcance nuevos estándares de expresión, de sensación y de perfiles de cada apelación.
