En el corazón del Valle de Calingasta, un territorio de altura y belleza extrema, las bodegas y proyectos enológicos avanzan en un proceso de desarrollo que combina vino, gastronomía, hospitalidad y autenticidad.
“Calingasta tiene lo que no tiene ningún otro lugar: un marco único, tranquilidad, seguridad y un paisaje que enamora”, afirma Andrés “El Vasco” Biscaisaque, responsable de la viticultura y la enología de la bodega Los Dragones, ubicada en Barreal desde el 2018 con el objetivo de expresar en cada botella la identidad del valle.
El vino con identidad propia
El Vasco adelanta que la bodega prepara el lanzamiento de una colección de tres Malbec con Indicación Geográfica (IG) dentro de Calingasta: un Malbec IG Barreal, un IG Hilario y un IG Sorocayense.
“Dentro de Barreal hay mucha variabilidad de suelos y climas. Es el momento de empezar a hablar de parcelas y fincas, mostrando la diversidad interna del valle”, explica. Estas etiquetas refuerzan el mensaje de que no hay un solo Calingasta, sino muchos: desde el extremo sur del valle hasta Hilario y Sorocayense.

Gastronomía y hospitalidad en evolución
La bodega también fue pionera en abrir el primer restaurante enológico del valle, concebido como un espacio donde el vino y la cocina se encontraban en perfecta sintonía. Hoy, está en una etapa de renovación, buscando una nueva propuesta gastronómica que verá la luz este año, con foco en ingredientes locales y una mirada renovada.
“La esencia no se pierde, porque lo que nos gusta es vivir acá, trabajar las viñas y mirar la cordillera. Eso es lo que nos define”, sostiene Biscaisaque, subrayando que la identidad de Barreal está protegida por su geografía y por el compromiso de sus habitantes.
Un destino en auge
El crecimiento del enoturismo en Calingasta no busca la masividad, sino la calidad y la autenticidad. Quien llega al valle encuentra proyectos jóvenes, apasionados y conectados con la tierra, que ofrecen vinos de montaña únicos en el país. Con nuevas etiquetas y nuevas propuestas gastronómicas, el Valle de Calingasta se consolida como un destino vitivinícola y turístico en expansión, donde el vino, la montaña y la identidad local marcan el rumbo.
