Así lo asegura Javier Collovati, de Bodega Valle de la Puerta; un proyecto que cuenta con más superficie plantada de olivos (770 ha) que de viñedos (150hs), aunque la calidad de sus vinos potenciaron su reconocimiento. El estilo de los malbecs de la zona, sus líneas de vino y más, en esta nota.
Por Jorge Cabrera
La bodega Bodega Valle de la Puerta, está ubicada en el Valle de Famatina, y sus fincas están rodeadas por las sierras Velasco y Famatina que se desprenden de la cordillera de los Andes (La Rioja). Si hay alguien que conoce la bodega, es su ingeniero agrónomo y winemakers, Javier Collovati. Es que Javier, “por esas cosas de la vida” -como él mismo dice- ni bien se graduó, comenzó a trabajar en la bodega que estaba iniciándose. De hecho, hasta participó en la construcción.
Caminos del Vino mantuvo una extensa charla con Collovati, en una visita especial al Valle de Famatina, conversamos sobre el trabajo y los productos que allí elaboran. Claro está; degustación mediante.

¿Dónde estamos exactamente?
Estamos en Chilecito, La Rioja. Exactamente, en el Valle de Famatina. La bodega está a una altura de 1000 metros sobre el nivel del mar. Tenemos una finca con 100 hectáreas de viñedo y 770 de olivos. Somos más grandes en olivos que en viñedos, pero somos más conocidos por los vinos porque el vino da placer y el placer da salud.

¿Cómo inician el proyecto de la bodega?
El proyecto inicia en 1993 y la primera plantación en 1994 o 95. La primera elaboración de vinos fue en 2002. En ese momento no teníamos pensado fraccionar; sólo teníamos la idea de vender vino a granel y exportarlo. Pero por la coyuntura nacional no pudimos y tuvimos que rápidamente comprar una línea de fraccionamiento y empezar a fraccionar y buscar el mercado interno y exterior para venderlo. Empezamos a hacer nuestros vinos, a hacer nuestras marcas y a conocer un poco la uva.
¿Cómo resultó esa primera elaboración?
Cuando hicimos la primera elaboración, los vinos nos salieron muy correctos, muy bien. Todos de un nivel de vinos jóvenes, clásicos. No teníamos mucho manejo de los viñedos porque no lo sabíamos hacer. Tuvimos que ir aprendiendo mucho sobre el tema. Viajamos a Mendoza, a España y a un montón más de lugares para aprender.

¿Y a qué conclusión llegaron?
Dimos vuelta por el mundo, pero nos dimos cuenta de que había que hacer la experiencia propia; que no era igual que otras o que no servía copiar otras experiencias. El manejo de viñedos en La Rioja era totalmente distinto a otros lugares. Había cosas que se podían tomar como ejemplo, pero había que encontrar el manejo adecuado y elegir el momento de cosecha. Así fuimos creciendo.
¿Cómo salieron esos primeros vinos, luego de tal aprendizaje?
Partimos de vinos jóvenes, frutados, una línea clásica. Hoy tenemos, además, una línea alta con vinos con un poco más de madera y concentración; y una línea de vino reserva. También, una línea de vino gran reserva que lleva 12 meses en barrica y otros 12 meses en botella; es un vino que soporta varios años de guarda. Algo impensado anteriormente para un vino riojano. Siempre se decía que por el calor sólo se podía hacer torrontés y joven.
Hoy, ¿dónde sienten que están parados?
Creemos que no tenemos nada que envidiar a muchos vinos de la Argentina. Nuestros vinos son vinos distintos; son vinos riojanos, pero son buenos y la calidad es buena. La Rioja ha crecido mucho en sus vinos y en sus vinos tintos; ni hablar de los torrontés. Tenemos nombre propio: torrontés riojano es una variedad y creemos que se da excelente, que su calidad es única.
¿Cuál es el estilo y el trabajo que desarrollan actualmente en la bodega?
Hoy tratamos de equilibrar la planta, tener una uva uniforme y definir los momentos de cosecha para los distintos varietales. Cuando es el momento de elaboración estamos 24 horas en la bodega y desde que empieza la cosecha venimos todos los días a ver los vinos. Hay un gran cuidado en todas las etapas.
¿Cómo definís el Malbec del Valle de Famatina?
Es un vino que tiene mucha fruta. En las zonas bajas, se da un malbec muy liviano, con poco menos de color; en zonas de mayor altura se dan malbecs muy concentrados, con muy buen color, buena estructura, un perfil especiado y con potencial de guarda.
