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El futuro del Malbec: la visión de Santiago Mayorga y Agustina Hanna

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La historia del Malbec en la Argentina es el resultado de una gesta de pioneros y de visionarios. Una vez que la cepa llegó desde Francia, para luego cruzar los Andes, los productores comenzaron a elaborar vinos con identidad propia. Y uno de los epicentros de esta historia, sin dudas, es la región de Luján de Cuyo, reconocida actualmente por alumbrar grandes Malbec de clase mundial.

Desde aquellos orígenes hasta la actualidad, tuvo lugar un proceso continuo de investigación y desarrollo, que permitió no solo expandir la frontera vitivinícola e incorporar nuevas regiones al mapa del vino argentino, sino también, que el Malbec refleje con mayor transparencia las particularidades singulares de cada lugar.

Esa conjunción entre tradición e innovación es lo que permitió que el Malbec -una cepa definitivamente versátil y plástica-, se haya consagrado como el gran emblema de la vitivinicultura nacional.

El Malbec, que este 17 celebra su Día Mundial, se cultiva actualmente en 17 de las 24 provincias argentinas y suma más de 46.500 hectáreas. Sin embargo, Mendoza es sin dudas la gran protagonista de este fenómeno.

En este contexto, Molinos Fincas & Bodegas resume esa rica historia y también esa visión a futuro a través de sus tres bodegas: Nieto Senetiner, que plantó en 1900 uno de los primeros viñedos de Malbec de Luján de Cuyo, específicamente en Vistalba y que hoy es referente en viticultura de precisión.

Cadus, que apunta a lograr la máxima expresión de los diferentes terroirs, cuidando al máximo todos los detalles para así elaborar vinos memorables; y Ruca Malen, que buscando hacer honor a esta cepa, muestra la versatilidad de esta variedad tan pura y transparente que nos regala la posibilidad de obtener distintos vinos, con una personalidad que depende del lugar de origen y de cómo se elabore.

Santiago Mayorga (foto), enólogo de Nieto Senetiner y de Cadus, afirma que el Malbec se constituyó como el gran emblema nacional porque es una “variedad de altísima calidad y muy versátil, cualidades que permiten expresar notas muy diferentes y singulares en función de la zona donde sea cultivada. Como resultado de estas variables, hoy es posible encontrar vinos que se adaptan a todos los paladares”.

Según Mayorga, el material genético utilizado, todo el trabajo agronómico -incluyendo momento de cosecha, manejo de la canopia, desbrote, deshoje, rendimiento por hectárea y niveles de riego- y luego la mano del hombre en la bodega, marcarán las particularidades de cada Malbec; a lo que se suman factores decisivos y propios del terroir, como la altura, el suelo, la pendiente, las horas de luz y la amplitud térmica, entre otros.

“Esto implica que, independientemente de que un mismo enólogo haga un Malbec de distintas regiones, siempre va a tener alguna particularidad que lo diferencie”, resume Mayorga.

Agustina Hanna, enóloga de Ruca Malen

Agustina Hanna, enóloga de Ruca Malen, destaca que “el Malbec está en un momento hermoso. Hoy podemos mostrar todo nuestro mapa vitivinícola a través de él, siendo una variedad tan transparente que te ofrece la posibilidad de transmitir la expresión de un lugar a través de sabores, aromas y frescuras variables según su origen, que se traducen en una gama inagotable de perfiles y estilos”.

El futuro del Malbec

Con una superficie de 185% superior a la que se registraba en el año 2000, el Malbec sigue conquistando a los paladares de Argentina y el mundo, pero según Mayorga, todavía hay mucho camino por recorrer:

«Es una variedad que siempre va a ser fundamental en la agenda vitivinícola de nuestro país”.

“Es una variedad que todavía no llegó a su techo. Es apasionante porque hay mucho por explorar aún. Debemos seguir innovando y comunicando la gran variedad de estilos y terroirs. Es una variedad que siempre va a ser fundamental en la agenda vitivinícola de nuestro país”.

A su turno, Hanna asegura que el Malbec es y seguirá siendo nuestra columna vertebral y hay que seguir difundiendo sus valores para conquistar mercados y mostrar la diversidad de nuestra vitivinicultura. No tengo dudas de que el Malbec seguirá creciendo y que seguiremos descubriendo y profundizando este varietal, a través de nuevas zonas y de un gran trabajo de interpretación de lugares. Así, continuará abriéndonos las puertas a nuevas posibilidades”.

 

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